Según los expertos, hay factores vinculados con las conspiraciones:
Diferencias a nivel perceptivo
Tenderían con mayor facilidad que el resto de la población a identificar patrones ilusorios, vinculando elementos que no necesariamente van ligados y considerando que tienen relaciones de causa-efecto entre ellos.
Intolerancia a la incertidumbre
El ser humano tiende a dotar de una estructura al mundo y los sucesos que en él ocurren, y las teorías conspirativas podrían suplir dicha necesidad en ausencia de una explicación que concuerde más con los propios esquemas.
Acontecimientos vitales y aprendizajes
Es más fácil creer en una conspiración por parte del gobierno si consideremos que este nos ha defraudado, engañado o utilizado en alguna ocasión.
Necesidad de distinción
En un experimento incluso se creó una teoría de este tipo para observar si era o no creída y si ello se vinculaba con la necesidad de diferenciación o no. Incluso tras indicar este hecho, existía una mayor necesidad de atención y de sentirse diferente.
En definitiva, puede que necesitemos utilizar las conspiraciones para explicar ciertos aspectos que nos rodean, o para sentirnos diferentes de los demás, no olvidemos que según los datos de Census.gov (2021) ≈ 7730 millones de personas en el mundo, es normal que queramos destacar; en cuanto a los gobiernos, solamente se acuerdan de nosotros cuando hay elecciones, es decir somos un simple censo, una serie de dígitos, por último y no por ello menos importantes, tal vez los conspiradores tengan la percepción de la realidad algo distorsionada pero como decía Freud:“El hombre loco es un soñador despierto”
Así que…”¡Vivan las conspiraciones y el área 51!”